Por: Isabella Estefanía López Nájera
Cada 14 de febrero, millones de personas en todo el mundo celebran el Día de San Valentín, una fecha que se ha convertido en sinónimo de amor y amistad. Sin embargo, su origen se remonta a la antigua Roma, donde una historia de valentía y sacrificio marcó para siempre esta tradición.
Un acto de amor prohibido
En el siglo III, el emperador Claudio II decretó la prohibición del matrimonio entre jóvenes soldados, convencido de que los hombres sin familia eran mejores guerreros. En medio de la creciente expansión del cristianismo, un sacerdote llamado Valentín desafió esta orden y comenzó a casar en secreto a parejas enamoradas.
El acto de rebeldía no pasó desapercibido, y el emperador ordenó su captura. Tras ser encarcelado, Valentín encontró el amor en la hija de su carcelero y, antes de ser ejecutado el 14 de febrero del año 270, le escribió una carta de despedida que firmó con las palabras: «De tu Valentín». Esta frase se convirtió en un símbolo del amor eterno.
El reconocimiento de San Valentín
Siglos después, en el año 494, el papa Gelasio I oficializó el 14 de febrero como el Día de San Valentín, en honor al mártir que murió por defender el amor. La festividad se popularizó en Europa, especialmente en Inglaterra y Francia, y con el tiempo se extendió al resto del mundo.
Del amor romántico a la amistad
Con los años, la celebración evolucionó para incluir no solo el amor de pareja, sino también la amistad. Hoy, en más de 140 países, el 14 de febrero es una oportunidad para expresar afecto hacia quienes nos acompañan en la vida, ya sea con regalos, cartas o simplemente compartiendo momentos especiales.