Hablando de aranceles e invasiones
Eduardo Meraz
La tendencia a poner trabas al intercambio de mercancías en las cuales se encuentra inmerso México en fechas recientes y la decisión de finalmente de contener el flujo de migrantes y de combatir al narco, no viene acompañado de buenos augurios para el país.
Esto es así por la sencilla razón de no haber sido parte de una política propia y previamente diseñada. En realidad, se trata de actos reflejo para ver si logra esquivar las “trumpadas” que vienen del norte.
Ciertamente contener el flujo de migrantes que transita por México para llegar a Estados Unidos, combatir al narco y tomar distancia de China pueden resultar relativamente benéficos, en cuestión de imagen hacia el exterior.
Pero internamente puede ocasionar serios conflictos en el oficialismo, pues estaría desnudando como algunos personajes del gobierno inmediatamente anterior obtuvieron rendimientos políticos y económicos al consentir la expansión del crimen organizado en actividades ilicitasny en el control de vastas regiones del territorio nacional.
Los beneficiarios de esos acuerdos, seguramente tratarán de torpedear las intenciones de Claudia Sheinbaum de poner orden en la casa, presionada por el futuro mandatario estadounidense, quien ya ha anticipado su interés de romper -al costo que sea- con los oscuros pactos que dieron fuerza al cuatroteísmo.
No sé trata una decisión autónoma, independiente y soberana como se quiere presumir. Terminó el tiempo de consentimiento de sus socios del T-MEC y viene la temporada de exigencias y, de ser necesario, severos castigos y sanciones.
El dilema en el cual se encuentra la presidenta mexicana es de una profundidad mayúscula, pues como se dice popularmente se encuentra entre la espada y la pared.
Continuar a rajatabla con el legado de su predecesor en Palacio Nacional y todas las implicaciones que conlleva en el pacto social, es contrario a la visión económica y política de sus principales socios comerciales y, por tanto, significaría poner en riesgo el desarrollo de México.
En términos llanos, el dilema de la presidenta Sheinbaum Pardo es optar por melón o sandía; definicion que, en las circunstancias presentes, pudiera generarle mayor confusión y más problemas.
La idea de “darle la vuelta” a los compromisos asumidos en el tratado comercial, como sugirió la mandataria ante la derrota en el maiz transgénico, y anunciarlo con bombos y platillos es un error garrafal. En los momentos actuales, está tercera vía es fatalmente inviable.
Buscarle tres pies al gato con un gallo tan jugado como Trump, puede implicar en lo económico, la aplicación de medidas más restrictivas al comercio, más allá del 25 por ciento en la aplicación de aranceles a las exportaciones mexicanas.
En materia social y política, se traduciría en la deportación masiva de migrantes y en la declaración de terroristas a los principales cárteles del crimen organizado, dándole la excusa perfecta al futuro mandatario estadounidense, para una invasión, abierta o soterrada.
Frente a una panorama como el reseñado, queda en evidencia que la supuesta y presumida “supremacía constitucional” es una quimera.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
El anuncio de Donald Trump de imponer aranceles a la Unión Europea, si no le compran más combustibles a Estados Unidos, podría derivar en el inicio de una guerra comercial a nivel mundial.
@Edumermo