El segundo piso Trumpista
Eduardo Meraz
Optimistas y pesimistas en México se devanan los sesos por el futuro en las relaciones entre Estados Unidos y nuestro país, pues en ambos lados de la frontera se vivirán los segundos pisos del modelo Trumpista y el cuatroteísta.
Por las declaraciones de Donald Trump durante su campaña presidencial, muchos prevén una relación más ríspida y temen nuevos dobleces del gobierno mexicano, como ya ocurrió en el pasado y que se prolongó durante la administración de Joe Biden, sobre todo en materia migratoria.
En México, la “tiranía legislativa” impuesta por el anterior habitante de Palacio Nacional y seguida a pie juntillas por la presidenta Claudia Sheinbaum y el nuevo Congreso, puede convertirse en un valladar de defensa o ser causal de mayores dificultades.
Cabe señalar que ambos mandatarios llegaron al poder con holgura y amplias mayorías legislativas, lo cual habla de fortaleza de sus proyectos de gobierno, sin por ello significar compatibilidad de propósitos, no obstante, la vigencia del T-MEC.
Lo mostrado en poco más de un mes en la titularidad del Ejecutivo, de parte de Sheinbaum Pardo confirma una tonalidad guinda a toda prueba y el abandono del “rosa” auto usado por su predecesor.
Donald Trump, por su parte, ha anunciado medidas más restrictivas y proteccionistas para recuperar la grandeza de Estados Unidos, sobre todo hacia sus principales socios, México y China, países que mantienen superávits comerciales en sus intercambios con el mercado norteamericano.
En el caso mexicano, además de la integración nacional de las mercancías de exportación hacia a Estados Unidos, el aumento ilegal de drogas sintéticas y de flujos de migrantes han sido y seguirán siendo causales de fuertes conflictos y motivo de una relación poco tersa, a partir del año entrante.
De poco servirán inteligencia y cabeza fría sugeridas por Marcelo Ebrard, secretario de Economía, si Donald Trump aplicara la “supremacía republicana” que ahora posee, en especial por las reservas que tiene el capital privado por la reforma al poder judicial y la desaparición de los organismos autónomos.
Para compensar esta rudeza contra los contrapesos al presidencialismo mexicano, a los ojos de Estados Unidos, el gobierno recién iniciado ha decidido apretar sus acciones de combate a las drogas y, por lo visto con su programa energético, flexibilizar las reglas para la participación de particulares.
Es decir, sin necesidad del arranque del segundo piso Trumpista, su similar en México ya empieza a hacer concesiones.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
Vaya descaro de los legisladores del oficialismo de hacer un llamado a la “unidad nacional” para defender a la presidenta Claudia Sheinbaum y la soberanía, después de insultar y denigrar a quienes no comparten su visión.
@Edumermo