Donald Trump ha logrado la victoria en las elecciones presidenciales de Estados Unidos de 2024, derrotando a la vicepresidenta Kamala Harris.
El triunfo del expresidente marca un cambio político significativo, ya que regresa a la Casa Blanca tras un polémico primer mandato.
La campaña de Trump se centró en promesas de revitalización económica, políticas migratorias más estrictas y la reversión de reformas progresistas implementadas durante la administración de Biden.
A pesar de enfrentar desafíos legales, incluidos casos criminales en curso, la coalición de Trump -compuesta por votantes de clase trabajadora en regiones desindustrializadas y figuras influyentes como Elon Musk- fue clave para asegurar su regreso. Su equipo se enfocó en movilizar a los votantes en estados clave como Michigan, Arizona y Wisconsin, donde su mensaje sobre inmigración, políticas comerciales y el orden público resonó con los electores que enfrentan incertidumbre económica.
La victoria de Trump también significa un resurgimiento del Partido Republicano, con el control del Senado ahora en manos republicanas. Este cambio de poder prepara el terreno para una agenda política robusta, que incluye movimientos agresivos para remodelar el poder judicial y abordar el manejo de la inmigración por parte de la administración.
La victoria también sienta un precedente preocupante, ya que la retórica de Trump en los últimos días de la campaña se inclinó hacia tonos autoritarios, prometiendo represalias contra sus adversarios políticos y prometiendo consolidar aún más los poderes ejecutivos.
A medida que Trump se prepara para asumir el cargo en enero, la nación se prepara para el posible impacto de sus políticas en la democracia estadounidense, las relaciones exteriores y los derechos civiles.
