En los últimos días, la ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Margarita Ríos Farjat, ha sido objeto de diversas acusaciones y señalamientos que ponen en duda su integridad y su trayectoria profesional. Lo que comenzó como una polémica alrededor de sus decisiones judiciales, ha evolucionado hacia un escrutinio más profundo de su vida personal y profesional, incluyendo su paso por el Servicio de Administración Tributaria (SAT).
Ríos Farjat, quien llegó al SAT en 2018 de la mano de Alfonso Romo, entonces jefe de la Oficina de la Presidencia, ha sido señalada por presuntamente favorecer a empresas de gran tamaño durante su gestión. Entre estas, destaca el caso de FEMSA, cuyo presidente, José Antonio Fernández Carbajal, es cercano al esposo de la ministra, Gabriel Cavazos, quien ha trabajado como asesor de la misma corporación.
Durante su mandato en el SAT, algunos críticos han señalado la falta de acciones firmes en el cobro de impuestos a grandes contribuyentes, siendo FEMSA una de las empresas más mencionadas. Estas omisiones, según quienes la acusan, habrían beneficiado a la empresa con millonarios ahorros fiscales.
Pero las controversias no terminan ahí. Ríos Farjat también ha sido protagonista en medios de comunicación por sus supuestas estrategias para mantener una buena imagen pública, utilizando conexiones con periodistas para influir en la narrativa que se cuenta de ella. Recientemente, se filtró una conversación entre la ministra y la columnista Lourdes Mendoza, donde se revela cómo ambas coordinaban la publicación de ciertos temas en medios de comunicación, como el diario El Financiero. Este intercambio ha levantado preguntas sobre la ética tanto de la ministra como de la periodista.
A pesar de las acusaciones, Ríos Farjat continúa desempeñando su papel en la Suprema Corte de Justicia. Sin embargo, el escrutinio sobre sus acciones, tanto en su gestión pasada como en su presente, sigue en aumento. Algunos insisten en que sus acciones deben ser investigadas a fondo, especialmente en cuanto a su relación con FEMSA y las decisiones que tomó como jefa del SAT.
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La relación entre poder político, empresarial y judicial en México ha sido siempre un tema delicado. La trayectoria de Ríos Farjat, quien también se ha presentado como poeta y figura pública, está ahora bajo la lupa, no solo por su desempeño en el máximo tribunal del país, sino también por las sombras que arrastra desde su tiempo en el SAT.
El caso de la ministra no es único, pero sí emblemático. En un país donde la rendición de cuentas es frecuentemente exigida por la sociedad, pero raramente alcanzada, las figuras de poder, como Ríos Farjat, se enfrentan a un juicio no solo en los tribunales, sino también en la vida pública.