PALACIO

¿Igual un 8 “patito” a uno de la UNAM?

Por Mario Díaz

  • Futura selección de candidatos a jueces genera incertidumbre
  • De acuerdo al criterio de AMLO una calificación de 8 es suficiente
  • Con un médico inexperto se arriesga la vida; con un juez la libertad

H. Matamoros, Tamaulipas.- Por obvias razones, la elección popular de jueces, magistrados y ministros tal y como lo establece la reforma constitucional al Poder Judicial ha despertado la inquietud ciudadana acerca de la capacidad profesional de los nuevos juzgadores.

En efecto, a pesar de que las propuestas surgirán de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, resulta preocupante el criterio del presidente ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR acerca de la experiencia laboral y calificación universitaria de quienes relevarán en sus cargos a los actuales togados.

De acuerdo a la opinión del jefe de las instituciones federales los estudiantes recién egresados de las facultades de Derecho conocen bien la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, las leyes que de ella emanan, por lo que no es esencial una experiencia de varios años y que, además, es suficiente un promedio de 8 en el examen profesional.

Es decir, el criterio presidencial y la reforma al poder judicial prácticamente termina con la carrera judicial que significa el cedazo profesional para quienes aspiran a ser ministros de la corte, magistrados de circuito o jueces de distrito, tal y como sucede actualmente.

El comparativo más recurrente es en el sentido de que si un paciente con problemas cardiovasculares se sometería a la evaluación y cirugía a corazón abierto de un médico general recién egresado de una facultad de Medicina.

Así como un médico con preparación no especializada no es la mejor opción para salvaguardar la vida, lo mismo ocurre con los juzgadores: un juez inexperto podría colocar tras las rejas a un inocente.

Otra interrogante asociada a la calificación mínima universitaria para aspirar a ministro, magistrado o juez del Poder Judicial cuestiona si será equiparable un promedio de 8 otorgado por una universidad “patito” a una calificación de la Universidad Nacional Autónoma de México.

En torno al tema, el imaginario colectivo ha utilizado las redes sociales para manifestar abiertamente las naturales dudas que surgen ante la inminente selección de impartidores de justicia, mediante el voto popular.

Veamos:

“Recordemos la opinión de López Obrador sobre la Reforma”.

“El Derecho no es tan complicado; cualquier recién egresado de la Escuela de Derecho puede ser juez o magistrado.

No se requiere experiencia.

Basta con que el aspirante tenga un promedio de 8 para que sea juez o magistrado”.

Pregunta:

¿Sabrá el Presidente que nomás en la Ciudad de México y zona metropolitana hay cerca de 70 Escuelas de Derecho?

¿Sabrá que no es lo mismo un 8 de una escuela patito de Ixtapalapa a un 8 de la Facultad de Derecho de la UNAM o de la Universidad Panamericana o del ITAM por ejemplo?

-Un juez sin experiencia qué efectos tendría?

Haríamos una preguntita.

¿Te pondrías en manos de un médico, recién egresado de la facultad, para una operación de corazón abierto?

En ese caso va de por medio la vida.

En manos de un juez inexperto, va de por medio tu libertad.

-Sobre la elección de jueces:

El Juez que sea electo en Puebla, por ejemplo, fue electo por los ciudadanos poblanos y, por consiguiente, a ellos se debe.

No podrías cambiarlo a otro estado porque estarías violando la decisión ciudadana.

Sobre la integración de los aspirantes:

El 66% de los jueces, por lo menos, se deberán al partido en el poder.

El 33% de candidatos a jueces lo propone el Ejecutivo, que es Morena.

El otro 33% lo propone el Legislativo, que es Morena.

El otro 33% lo propone el Poder judicial que en su mayoría es Morena.

Es decir, los jueces se deberán al partido en el poder

-Pregunta.

¿Un ciudadano que tenga un litigio con la autoridad, el Juez a quien le dará la razón?

Si dictamina en contra de la autoridad, ese juez es candidato a ser destituido o inclusive ir a la cárcel.

Habrá un Comité fiscalizador que vigilará la conducta y el sentido de los veredictos del juez para “que no se salga de la línea”.

A partir de ahí, la justicia ya está “canteada”.

No cabe duda que esta reforma es resultado del capricho y de la obsesión presidencial.

La ironía de la aprobación de la ley es que su peor enemigo, Miguel Ángel Yunes-el que lo llamo loco y retrasado mental-es el que dio el voto decisivo para que esa reforma fuera aprobada.

Esta sí es una reforma producto de una gran extorsión: tu voto a cambio de no meterte a la cárcel.

Al transitar del PRI al PAN y ahora a Morena, los Yunes están purificados y todos sus pecados están perdonados.

Los costos los pagará el país y la próxima administración federal, pero ya es un hecho consumado.

Cuidar el equilibrio en las leyes secundarias es lo único que queda. Ahí tiene que focalizarse la capacidad de los especialistas.

Los efectos que esta reforma tenga en la economía, serán tema de comentario”.

¿Cómo la ve?

DESDE EL BALCÓN:

I.-En tema más amable, vaya que le asiste la razón al Maestro RAÚL GÓMEZ ESPINOSA, director de la Revista Proyección Económica 2020, al precisar en la introducción de su editorial de la edición de septiembre que:

“La educación en México ha carecido de una estructura que permita a su población alcanzar los niveles de desarrollo personal y profesional que garantice un crecimiento social sostenido que lleve al país a alcanzar los niveles de progreso que nos coloquen entre las naciones más avanzadas del planeta”.

Y hasta la próxima.

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