PULSO

Eduardo Meraz

Se vuelve contra mí

Eduardo Meraz

Después de cinco años de sembrar odio y polarización, el cuatroteísmo cosecha tempestades. Los desastres ocasionados por la soberbia presidencial encuentran hoy expresiones de rechazo y hasta denigrantes para quien no supo responder ni como líder ni como primer mandatario.

El menosprecio, insultos y acusaciones sin pruebas cotidianas hacia quienes no compartían sus puntos de vista, hoy se vuelven contra el principal falsario e instigador de mentiras.

Su pretensión de imponer un nuevo pacto social, pasando por encima de la ley, a fin de eternizarse en la silla, con la pequeña ayuda de poderes fácticos, formales e informales, legales e ilegales, terminó por devorarlo y ya no sabe cómo salir ileso de ese trance.

El desprestigio del presidente totalmente Palacio Nacional se acrecienta conforme se aproxima la fecha de terminación de su encargo, sobre todo porque muchos de los grupos agraviados cuentan con una valija voluminosa de actos y procederes gubernamentales que ponen en entredicho la honestidad del ejecutivo y sus cercanos.

Ya la investidura se quedó corta ante el tamaño de las sospechas de una gestión deshonesta, sobre todo por la negativa de transparentar -como elemento fundamental de la democracia- las compras y obras públicas, así como por las evidencias de amiguismo y nepotismo en la administración pública.

Estampitas, detentes y la supuesta “revolución de las conciencias” ya tampoco le alcanzan al presidente sin nombre y sin palabra para contener el enojo social. Día con día, se confirma que durante este sexenio los mexicanos tuvimos un gobierno gastalón, corrupto, malhecho e indolente.

Por eso no es de extrañar que hoy, los iniciadores de “guerras sucias” a lo largo de más de cinco años, hoy se rasguen las vestiduras y acusen a la oposición de recorren un camino abierto por ellos.

Sin estar de acuerdo con la siguiente frase, tal y como se ve la batalla electoral, es muy factible que estemos frente a la posibilidad de que se vuelva realidad “el que a guerra sucia mata, a guerra sucia muere”.

Así, el recurso del método o los “moditos” emanados del palacete virreinal han traído consigo daños colaterales, como el efecto bumerang que tiene contra las cuerdas al cuatroteísmo y que lo ha llevado a argumentar una “conjura internacional”, encaminada a impedir la continuidad de su proyecto.

Los anhelos de perpetuarse en el poder -por sí o por interpósita bastonera- se vuelven contra el habitante temporal de Palacio. Las seguridades de un triunfo avasallador ceden su lugar a dudas y temores, ante el creciente rechazo social, que trasciende las fronteras de la colonia Del Valle en la Ciudad de México.

Tan es así, que se ve obligado a “pedir frías” al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y al primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, para evitar la propagación del famosísimo hashtag y, a la vez, anticipar su no asistencia a la cumbre de los países firmantes del T-MEC, “si no hay trato respetuoso”, cuando México no ha cumplido a cabalidad sus compromisos derivados de ese acuerdo.

El ejecutivo palaciego se comporta como “milennial”, como si perteneciera a la generación de cristal, a la cual todo le incomoda, lastima y ofende, a pesar de ser el autor del discurso de odio.

He dicho.

EFECTO DOMINÓ

El Tribunal Electoral ordenó elaborar un catálogo de todas las sentencias firmes y definitivas contra personas que hayan violado la ley, incluido el presidente, y pueda impactar en el desarrollo de la elección del 2 de junio próximo. Además de un documento de consulta, servirá para “perfilar criterios en la calificación del proceso electoral”.

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@Edumermo

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