Dr. Rafael Vela Martínez
Luego de la crisis económica que hemos vivido en nuestro país, en parte como consecuencia del COVID-19 y en parte por las malas decisiones tomadas por los gobiernos federal y estatales, nos damos cuenta que el efecto dañino en la economía de los mexicanos fue diferenciado entre entidades federativas; en el caso de Veracruz, lamentablemente los efectos son muy negativos, pues ha sido de las entidades que más ha tardado en recuperarse económica y socialmente, debido a que de las 32 divisiones político administrativas, ha sido el que peores resultados ha mostrado, de tal forma que las expectativas nacionales de una economía pujante para el 2024 y años subsecuentes, resulta ser de bajas posibilidades para los veracruzanos, si acaso continua este mal gobierno.
Han pasado casi 5 años desde que el COVID-19 se manifestó a nivel mundial y, aun cuando las perspectivas son muy buenas, no se debe olvidar que, de acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), dependiente de la ONU, en la primera mitad de 2020, ya se habían perdido alrededor de 400 millones de empleos a tiempo completo; en Latino América desaparecieron 31 millones de empleos; en EU fuentes oficiales señalaron que cayó el empleo en 25 millones en las primeras semanas del 2020. En México, el impacto negativo sobre el mercado laboral fue muy significativo. De acuerdo al INEGI, entre marzo y abril del 2020 se perdieron 12.5 millones de puestos de trabajo, de los cuales 10.4 millones eran parte de la informalidad y 2.1 millones de la formalidad.
¿Qué es lo que ha mantenido a flote la economía a nivel mundial? En parte las enormes ayudas públicas que en países como EU redujeron las dificultades económicas de las familias, pero mantener el poder adquisitivo ante una economía alterada, significó que la demanda superaba a menudo a la oferta y, la consecuencia de ello, fueron unas cadenas de suministro sobrecargadas y el estallido de la inflación.
La alternativa para equilibrar la economía desde la perspectiva NEOLIBERAL fue incrementar la tasa referencial de interés para que el dinero costara más en los bancos y los inversionistas no contrataran créditos y, con ello, disminuir la demanda de insumos; otra alternativa, que solo en pocos países se siguió, hubiera sido que los gobiernos invirtieran en reactivar la economía para incrementa la oferta y con ello equilibrarla con la demanda y, de esta manera, mantener bajos los precios y evitar la inflación.
Debe señalarse que, cuando la tasa referencial se reduce, los costos de endeudamiento tienden a disminuir, lo que puede estimular el gasto y la inversión. Por otro lado, si la tasa referencial se incrementa, los costos de endeudamiento suben, desincentivando el gasto y la inversión, pero también puede ayudar a controlar la inflación y justamente fue a esto a lo que apostaron los países con gobiernos de derecha; es decir, los que impulsan políticas en extremo neoliberales, como México.
El punto es que actualmente es nuestro país se mantiene una tasa de interés referencial muy alta, que asciende al 11.15%, frente a la de EU que es de 5.15%, lo que representa 6 puntos porcentuales de diferencia, justo por ello es que muchos inversionistas especuladores a nivel mundial están trayendo sus dólares a México para invertir en la banca. A esto se conoce como capital no productivo, o como capital especulador, pues esa colocación de dólares no genera la apertura de nuevas empresas ni empleo, solo viene a llevarse el recurso que el Gobierno, a través de la banca esta dispuesto a pagar, con el dinero de los mexicanos.
Esta estrategia que actualmente lleva a cabo el Gobierno Federal, es exactamente la misma que aplicó el expresidente Carlos Salinas de Gortari (CSG) al final de su sexenio, para venderle a los mexicanos una ilusión de que todo iba bien en el país y era de tal modo que los inversionistas extranjeros estaban trayendo sus dólares para invertir en México; el resultado fue una crisis sin precedente al términos de su gobierno en 1994, una inflación muy alta, pérdida de poder adquisitivo de las familias, una planta productiva desbastada, quiebra y cierre de los micronegocios y microempresas en general, y el hecho de que al final los mexicanos tuvimos que pagar ese dinero que se les regaló a los extranjeros, quienes, a través de las altas tasas de interés referencial, saquearon a nuestro país, justo como ahora sucede por la necedad y ambición de los gobernantes por mantenerse 6 años más en el poder. Solo un par de puntos habría que precisar en este símil de los gobiernos de CSG y AMLO; con Salinas se impulsó el programa de SOLIDARIDAD, orientado a asegurar el voto popular de los más pobres, más que beneficiarlos, al igual ahora con los programas mal llamados del BIENESTAR; y ahora uno en que se diferencian, la perspectiva de estadista y gran visión de CSG que impulsó el Tratado de Libre Comercio con América del Norte (TLCAN) en el marco del NEOLIBERALISMO y que ahora fue recuperado por AMLO y que se denomina TMEC, y que gracias a ese impulso de política neoliberal, el actual gobierno federal logró tan solo para el 2021, un ingreso de 151,357 millones de dólares, monto equivalente al 84% del total de las exportaciones de México hacia el mundo.
Por otro lado, en México, los salarios aún no recuperan sus niveles previos a la crisis, y aunque efectivamente el salario mínimo está mejor que en todo el periodo 2009 a 2018, la productividad del país ha caído con fuerza. Del cuarto trimestre de 2017 al cuarto trimestre de 2021, la productividad laboral decreció en 8.1%, y se encuentra hoy por debajo de su nivel que había en 2005. Pero incluso, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) actualizada a noviembre de 2022, los trabajadores que en el país que ganan el salario mínimo representan el 31.86 por ciento de todas las personas trabajadoras; es decir, que tres de cada 10 ganan a lo mucho el mínimo que establece la ley; en otras palabras los 7 trabajadores restantes, a quienes no se les ha incrementado el salario, son los que están absorbiendo la inflación acicateada en el país por subir salarios mínimos sin incrementar la productividad laboral a través de mayores inversiones públicas en educación, investigación y desarrollo tecnológico, inversión en salud, infraestructura seguridad alimentaria y planeación regional.
Es de señalarse que la crisis en nuestro país también representó un retroceso importante en la igualdad de género en el mercado laboral. INEGI estima que para septiembre de 2021 el déficit del empleo femenino en México, debido a la crisis, fue de 9.1%, frente a solo 2.2% en el empleo masculino. Debido a la pandemia la quiebra y cierre de micro empresas en México asciende a 1.6 millones. De acuerdo con el INEGI y confirmado por el Gobierno de Veracruz, de 278 mil unidades económicas que existían en la entidad hacia marzo del 2020, más de 54 mil 557 empresas quebraron a consecuencia del CORONAVIRUS, lo que representó el cierre de casi el 20% de las empresas que existían en el estado, sin considerar las más de 70 mil empresas informales que también cerraron y que eran pequeños negocios que mantenían las economías familiares.
A nivel de corolario se puede señalar que las expectativas económicas para México son favorables debido, entre otros aspectos, como el incremento sin precedente de las remesas que envían nuestros paisanos desde E.U., a la relocalización de las empresas multinacionales que están llegando al país por la cercanía que tenemos con EU. De hecho a marzo del 2023 la Inversión Extranjera Directa (IED) estaría alcanzando los 60 mil millones de dólares equivalentes al 4% del Producto Interno Bruto (PIB), según el documento “Nearshoring en México” elaborado por la consultora Deloitte: Nuevo León con 20 proyectos y con 2,105 millones de dólares (mdd) de inversión; Coahuila con 9 proyectos y 925 mdd de inversión; Guanajuato con 8 y 620 mdd de inversión y así la mayoría de las entidades traen su relación de proyectos e inversión, salvo Veracruz, para nuestra triste realidad, que aparece con cero proyectos y cero de inversión.
Y para cerrar el año con esta tendencia adversa, las exportaciones de Veracruz cayeron dramáticamente durante el 2023 siendo uno de los 3 estados que peor desempeño tuvo en su economía con el mercado externo: en el primer trimestre cayeron las exportaciones 3.5% con relación al ciclo anterior; 25% disminuyeron para el segundo trimestre y 19% para el tercer trimestre del 2023. Los veracruzanos no podemos seguir con un gobierno improvisado, falto de compromiso y que al más puro estilo populista gobierno bajo el criterio de rentabilidad política y no de desarrollo, alejado de todo compromiso social y búsqueda del bienestar y progreso de los ciudadanos.